Para mi reflexión, me gustaría detenerme en dos de los conceptos que hemos estado estudiando a lo largo del cuatrimestre y la importancia que tiene conocer su significado si queremos convertirnos en un futuro en buenos comunicadores. Estos dos conceptos son reputación y liderazgo. De esta manera, voy a centrarme en la importancia de la reputación corporativa en las empresas y la relación de ésta como factor clave de liderazgo.
La reputación es un elemento importantísimo que las empresas deben tener en cuenta pues con ella podemos mejorar los resultados económicos. También, podemos aumentar el valor comercial de los productos pues a través de ésta conseguimos diferenciarnos de la competencia y además, también podemos procurarnos la fidelización de los clientes. Además, otra de las ventajas de la reputación corporativa es su capacidad para combatir la crisis, pues las empresas que tengan una alta reputación, en situaciones críticas, suelen obtener mejores perspectivas.
No obstante, para Villafañe tener una buena reputación constituye el pilar fundamental para conseguir el liderazgo empresarial pues tener una buena reputación no reside en ser reconocido como “un buen ciudadano” en la prensa o para recibir premios sino para incidir en los resultados de la empresa. Es decir, para conseguir que mediante la coherencia entre lo que digo y lo que hago, mi empresa se diferencie del resto, lo que significa, en este momento de saturación de marcas, una alta ventaja competitiva como mencionábamos unas líneas más arriba.
Como señala Villafañe, Lograr ser la organización preferida para los stakeholders, la más hábil en la captación y retención del talento y la más responsable socialmente construirá una sólida reputación que será clave para ser líderes en el mercado.
Sócrates: El modo de obtener una buena reputación es procurar ser lo que se desea parecer”
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